Friday, June 15, 2007

Outsider Art

Esta me llegó al Myspace hace unas semanas...
Es arte que trasciende la academia!
Y una celebración al Ame... supongo que varios de mis compañeros (o casi todos) van a sentirse ofendidos al verse vestidos de los colores mas odiados. Pobres, no saben que casi casi les están poniendo un frac.

CORNDOG

Esta me llegó ayer. El remitente era el WARpig, y a la imagen le acompañaba un texto en el que se sugería mi parecido con el protagonista de la foto. Es mas, incluso ¡ME PREGUNTABA si no era YO!
a) Mi vientre ya no es tan prominente
b) No me echaría a alguien mientras me como una lata de ¿es maíz? (supongo que por eso la foto se llama “Corndog”)
c) Nadie me ha puesto la cara de aburrimiento que tiene la señorita. Y nunca las he ustado de charola.



Y como amenazó con hacerla circular entre el respetable y en los círculos de amigos, he decidido subirla a este blog, y aclarar que NO SOY YO.

Wednesday, June 13, 2007

A quien le queda?



esta camiseta me encanta.

Tuesday, June 12, 2007

We need body rockin'

Ya puse un nuevo blog, a ver si alguien coopera

bodyrockin.blogspot.com

Monday, June 11, 2007

Extras

Es bien jodido que te corten. Pero es peor aun cuando esto sucede justo antes del fin de semana. No se, duele mas durante el sabado y, obviamente, durante el domingo. La soledad pega menos en lunes, porque al menos estas en la oficina. El domingo de plano tuve que salir corriendo a comprarme la primera temporada de Extras (Ricky Gervais es un genio) y la tercera de Entourage para mitigar la miseria.
En fin. Mi horoscopo -el que llega a mi bandeja de correos puntualmente a las 9 AM- abria con la siguiente frase: Keep your chin up, slugger.... me gustó, un consejo beisbolero que me cae perfecto...

Luego me encontre este texto que me puso de buen humor. Diego es un buen cuate de borrachera madrileña. Dice Olallo que cuando envejezca me pareceré a el fisicamente. Salió ayer en El País.


TRABAJANDO EN UN BURDEL
DIEGO A. MANRIQUE 11/06/2007

El chiste ya circulaba en 1974. Lo popularizó Billy Wilder en Primera plana: "No le digas a mamá que soy periodista; dile que trabajo en un burdel". Con el tiempo, se ha ido renovando: hubo incluso una época en que se aplicaba a los directivos de televisión, pero tengo entendido que ya van con la cabeza alta, como si el tufo a cloaca fuera algo ambiental. Ahora, la profesión más vergonzosa parece ser la de disquero; en la escala de odios, sólo son batidos por los directivos de SGAE. Asombra lo que los empleados de una discográfica deben aguantar: cualquier profeta de Internet les trata como imbéciles o trogloditas. Mocosos que jamás han comprado un disco se quejan de tener que subvencionar a "esos parásitos". Artistas y grupos que pasaron fugazmente por la industria parecen orgasmar al ver al gigante con el agua al cuello.

Te miran raro si pretendes defender alguna de las bondades de las discográficas clásicas. Por ejemplo, su sistema de filtros, que iba desde la revisión de las maquetas de sus artistas al monitoreo de lo que estaban grabando: un grupo informal de expertos que, idealmente, mejoraban el producto final. El equivalente, digamos, de los editores en el mundo de los libros anglosajón. Sin esos filtros, salen más títulos que nunca... con un nivel medio deplorable. Sufrimos una avalancha de discos fallidos por mala selección de temas, unos repertorios que nadie intentó mejorar, unas producciones equivocadas que se mantienen. Entiendo que los sellos pequeños carecen de recursos para rectificar errores, pero es que incluso los grandes renuncian a optimizar los discos que entran en sus canales, aparte de la insistencia en el single que pueda abrir brecha en las radiofórmulas.
Discos torpes

Así nacen, con marchamo indie o multinacional, discos torpes, con canciones de melodías vulgares y/o letras anémicas. Grabaciones donde la voz es ininteligible y los músicos han sido encajados a golpes en la horma sonora del boom del año pasado. En el caso de las grandes empresas, se ven las consecuencias de una política laboral suicida: la sustitución de empleados veteranos por curritos que aceptan sueldos ínfimos. Se fue al garete el sistema de aprendizaje, el trasvase de conocimientos de los perros viejos a los recién llegados.

Y así les va. No sólo se degradan los mecanismos de control de calidad de lo que editan; también han retrocedido en las habilidades de promoción, departamento en que las discográficas solían superar al negocio de los libros.

Se acabó lo de establecer relaciones con la gente de los medios para saber de sus gustos personales o necesidades profesionales. En muchos casos, se conforman con hacer mailings informativos. El resultado: lo que podía ser una solución se convierte finalmente en un problema que el periodista resuelve borrando cada día cincuenta o cien correos promocionales. Las disqueras están perdiendo la capacidad de vender sus maravillas. No es el único desastre: hasta descuidan los sistemas de almacenamiento de sus másters. Pero ésa es otra historia... de terror.